viernes, 26 de noviembre de 2010

MI VIAJE AL CENTRO DE LA TIERRA

Un día, mis mejores amigos de clase y yo decidimos ir bajo un árbol grande en una pradera a contar historias.
Ahí estábamos, María, Rubén, Pablo y yo.
Los cuatro nos quedamos dormidos y soñamos que nos montábamos en un gigante gusano.
Nos metía bajo tierra pasando la corteza terrestre hasta llegar al núcleo y ahí había un país sin explorar; aquello era: “EL CENTRO DE LA TIERRA”.
Todos pensábamos que el centro de la Tierra tendría habitantes, casas, parques, etc.… pero no era así. Allí encontramos volcanes, fósiles y unos pequeños seres muy extraños.
Íbamos muy bien equipados, llevábamos comida, bebida, linternas y hasta cerillas. Pensábamos que en ese lugar tan extraño podríamos aprender muchas cosas, sobre todo de esos seres que habíamos visto.
Decidimos buscarlos e intentar hablar con ellos pero no hablaban nuestro idioma, así que nos comunicamos a través de gestos y dibujos.
Nosotros les enseñamos a hacer fuego y les hicimos la comida y les dimos Coca-Cola.
Ellos nos enseñaron sus casas que eran como naves espaciales, eran muy rara pero muy chulas. Nos invitaron a dar un paseo y fue muy divertido.
Nos llevaron a nuestro futuro y vimos como los cuatro nos habíamos hecho mayores. Cada uno de nosotros tenía un oficio diferente: María: era peluquera, Pablo: mecánico, Rubén: médico y yo: veterinaria.
También vimos que después de muchos años, los cuatro seguíamos siendo grandes amigos.
De repente unos truenos acompañados de lluvia nos despertaron de nuestro sueño tan bonito y lo más raro de todo fue que los cuatro habíamos soñado lo mismo. 
                                                                                                  Aitana Pérez Lázaro

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